Todos los finales de campamento que hasta la fecha hemos vivido en nuestras instalaciones de León, o en las de Gredos, o Alcalá de Henares, han sido exáctamente iguales, una tragedia griega. Abrazos, besos, intercambio de teléfonos, de Twitter, de Facebook, de Tuenti, de emails, incluso sabemos que muchos padres se han hecho amigos gracias a la amistad surgida entre sus hijos en el campamento de verano, y esto la verdad que es muy bonito de conocer.

A veces resulta sorprendente ver como en un campamento de 14 días, chicos y chicas que no se conocían absolutamente de nada, se despiden en un llanto que no pueden parar. En el año 2012 un grupo de los mayores, es decir de 14 y 15 años todos ellos, nos obligaron a prometerles que subiríamos la edad límite hasta los 16, delante de sus padres el día de la recogida, para poder reencontrarse el año siguiente en nuestro campamento, y así lo hicimos, desde ese año la edad límite de registro es de 16 años en nuestros campamentos de inglés.

Es verdad que en los campamentos de verano la intensidad de las actividades, el convivir 24 horas con los compañeros, y para muchos de ellos el ser la primera experiencia sin sus padres, les hace desarrollar unos lazos de amistad con los compañeros que difícilmente se pueden llegar a adquirir en la relación de colegio. Por eso es tan emocionante ver las despedidas de los campamentos, y sin duda también el esperado reencuentro con sus padres cuando vienen a recogerlos, aunque mal que nos pese, los abrazos más efusivos se los dan a los compañeros cuando se despiden, y no a nosotros los padres !!


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